¿Sabías que ver pescado en cajas u otros embalajes de madera es sinónimo de frescura?
Vivimos en un momento de la historia en que se está concienciando sobre la importancia de consumir producto de calidad y cercano, llamado kilómetro 0. Esto es así porque es una forma de evitar la contaminación generada en el transporte de alimentos de un lugar a otro del mundo. Además, como el producto no necesita congelarse porque no hay peligro de que se corrompa, cuenta con todos sus beneficios nutricionales.
Ahora bien, ¿por qué ver el pescado fresco en embalaje de madera cubierto por hielo es una garantía? Te lo explicamos a continuación.
Tradicionalmente, el embalaje de madera ha sido el principal envase empleado por los pescadores del Mediterráneo. Estos se van llenando en el mismo interior del barco pescador hasta completarse, y de ahí son transportados directamente a la lonja para su venta.
De la lonja, donde se define el comprador de la materia prima y el precio fijado mediante una subasta, el producto parte hacia la pescadería, restaurante o supermercado. Por consiguiente, no hace falta emplear ninguna técnica de conservación. Incluso el uso de hielo está regulado por la normativa vigente.
Como el alimento marítimo más cercano proviene del Mediterráneo, solemos ver dentro de estas cajas pescados como la sardina, la caballa o el boquerón, entre otros.

Otro aspecto positivo es que la madera puede estar en contacto con los alimentos sin ningún tipo de problema, y se limita su uso a una única vez. Así, las garantías sobre la calidad del embalaje provienen directamente de fábrica.
La madera tiene propiedades antibacterianas para mayor protección de la salud del consumidor final.
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